Está realizado en óleo sobre lienzo, y fue pintado hacia 1531-1532,1 encontrándose actualmente en el Museo de Historia del Arte de Viena, Austria. En esta obra y El rapto de Ganímedes, Correggio alcanza la cima de sus posibilidades artísticas.
Esta obra fue pintada como pieza que acompañaba a El rapto de Ganímedes, también en el museo de Viena. Los dos cuadros, junto con otra pareja, la Dánae que se conserva en Roma y la Leda con el cisne de Viena, forman un ciclo de cuatro telas ejecutado por Correggio a partir del año 1530, bajo el título de «Los amores de Júpiter», encargada por Federico II Gonzaga para decorar la Sala de Ovidio en el Palazzo Te de Mantua; no obstante, fueron un regalo para el emperador Carlos V y en consecuencia, el ciclo fue dispersado fuera de Italia.
Ío era, según la mitología griega, la doncella de Argos, hija de Ínaco, sacerdotisa de Hera (o hija del rey Yaso), a la que Zeus violó envolviéndola en una gran neblina, lo que aprovechó el dios para arrebatarle su virginidad. Todo ello aparece narrado en Las metamorfosis de Ovidio, libro que se convirtió en fuente literaria de temas para la pintura manierista y la barroca.
El cuadro representa el momento de la unión carnal entre Ío y Zeus que la envuelve en forma de nube, abrazándola. No resulta fácil representar a un hombre disfrazado de nube haciendo el amor a una joven: aquí lo resuelve con permitiendo entrever una mano y un rostro de hombre en la nube.
Es de destacar el contraste entre la evanescente figura del inmaterial Júpiter, y la sensualidad sustancia del cuerpo de Ío, que se muestra perdido en un rapto erótico que anticipa las obras de Bernini y Rubens.
El efecto cromático se basa en el contraste entre el cielo, dibujado con densas nubes oscuras, y la blanca figura de Ío, en una postura retorcida típicamente manierista. El cuerpo está colocado en forma serpentinata, esto es, de S, y es una disposición propia de Correggio que luego imitaron los pintores barrocos.
El ciervo que bebe en el agua, en la esquina inferior derecha no aparece en la historia de Ovidio. Puede referirse a que el padre de Ío era Ínaco, un dios fluvial.
Arquitectura - historia del arte
miércoles, 5 de octubre de 2011
Giorgone- La tempestad
Encargado por el noble Gabriel Vendramin, La tempestad es una de las obras más enigmáticas de la Historia del Arte. Se considera por unanimidad como autógrafa de Giorgione, pero su significado sin embargo es el que ha dado lugar a mayores discusiones. Existen numerosas hipótesis sobre el significado de la obra, desde diferentes episodios bíblicos, mitológicos o incluso una representación alegórica de la fortuna, la fortaleza o la caridad.
En el inventario de la familia Vendramin figuraba como Mercurio e Isis. También ha sido identificado como un tema inspirado en el Polífilo de Francesco Colonna e incluso como El hallazgo de Moisés. Podría ser una escena de La infancia de Paris, o del mito de Paris y Enone, entroncado con la novela pastoril. Otras teorías afirman que se trata de un retrato del propio pintor y su familia.
Según el profesor italiano Salvatore Settis, la ciudad del fondo representaría el Paraíso terrenal, las dos figuras serían Adán y Eva con su hijo Caín. El rayo, basándose en la mitología griega y en la religión judía, representaría a Dios, expulsándolos del Edén. Las columnas rotas, por lo tanto, se referirían a a la mortalidad de los hombres como condena por el pecado original.
En cambio, según Waldemar Januszczak, se trata del mito de Deméter y Yasión, y el niño sería su hijo Pluto; el rayo, entonces, simbolizaría a Zeus. Este crítico lo argumenta, además, por la aparición en el cuadro de una grulla, símbolo de Deméter, en el tejado del edificio del fondo.
Marcantonio Michiel, que la conoció unos años después de su realización, la cita simplemente como El pequeño paisaje en lienzo con la tempestad, la zíngara y el soldado. Esto se relaciona con las teorías sobre que La tempestad es simplemente un escena alegórica o que Giorgione no tuvo intención de ceñirse a ningún mito.
En el inventario de la familia Vendramin figuraba como Mercurio e Isis. También ha sido identificado como un tema inspirado en el Polífilo de Francesco Colonna e incluso como El hallazgo de Moisés. Podría ser una escena de La infancia de Paris, o del mito de Paris y Enone, entroncado con la novela pastoril. Otras teorías afirman que se trata de un retrato del propio pintor y su familia.
Según el profesor italiano Salvatore Settis, la ciudad del fondo representaría el Paraíso terrenal, las dos figuras serían Adán y Eva con su hijo Caín. El rayo, basándose en la mitología griega y en la religión judía, representaría a Dios, expulsándolos del Edén. Las columnas rotas, por lo tanto, se referirían a a la mortalidad de los hombres como condena por el pecado original.
En cambio, según Waldemar Januszczak, se trata del mito de Deméter y Yasión, y el niño sería su hijo Pluto; el rayo, entonces, simbolizaría a Zeus. Este crítico lo argumenta, además, por la aparición en el cuadro de una grulla, símbolo de Deméter, en el tejado del edificio del fondo.
Marcantonio Michiel, que la conoció unos años después de su realización, la cita simplemente como El pequeño paisaje en lienzo con la tempestad, la zíngara y el soldado. Esto se relaciona con las teorías sobre que La tempestad es simplemente un escena alegórica o que Giorgione no tuvo intención de ceñirse a ningún mito.
Giovanni Bellini- Presentacion en el templo
Nicolasia, la hermana de Giovanni Bellini, contrajo matrimonio con Mantegna en los primeros años de la década de 1450, produciéndose una influencia mutua entre ambos pintores. El estilo escultórico y monumental de Mantegna se aprecia en esta obra, muy similar a una Presentación en el templo pintada por Andrea en estos años. Las figuras de Giovanni son algo más blandas pero existe también un acentuado interés por el estudio de los volúmenes y de la perspectiva creada con la sucesión de figuras en diferentes planos y colocando en primer término una amplia barandilla donde se apoya la Virgen y el Niño. Los personajes están recortados sobre el fondo neutro, interesándose por los plegados de las telas y los expresivos rostros. La iluminación es típicamente veneciana, acentuando el color como más tarde hará Tiziano.
Andrea Verrocchio- El bautismo de Cristo
El bautismo de Cristo (en italiano, Battesimo di Cristo), es un cuadro del taller del pintor renacentista italiano Andrea del Verrocchio, algunas de cuyas partes se atribuyen a Leonardo da Vinci. Está realizado al óleo y temple sobre tabla. Mide 177 cm de alto y 171 cm de ancho (151 cm según otras fuentes). Fue pintado hacia 1475-1478, encontrándose actualmente en la Galería de los Uffizi, Florencia (Italia).
Posiblemente se tratara de un encargo de la iglesia de San Salvi de Florencia, donde estuvo hasta que pasó, tiempo después, al convento de santa Verdiana. Ambas iglesias pertenecieron a la orden de los vallombrosanos (congregación benedictina). En 1810 fue llevado a la Academia de Bellas Artes y, en 1914, a la Galería de los Uffizi.
Se considera que este es el primer trabajo importante de Leonardo da Vinci como aprendiz. Hizo la pintura junto con su maestro Verrocchio. Para esta pintura, Verrocchio contó con la colaboración de Botticelli y de un Leonardo adolescente.
El primero que mencionó la intervención de Leonardo en esta tabla de Verrocchio fue Giorgio Vasari. Afirma Vasari que Verrocchio acabó disgustado con el arte de pintar, al sentirse superado por su propio aprendiz, contándose la leyenda de que llegó a romper sus pinceles en frente de todos sus aprendices prometiendo no volver a pintar nunca jamás; en realidad no es cierto, pero la anécdota ejemplifica cuánto talento mostró de repente Leonardo como pintor. Verrocchio ejerció sobre Leonardo una profunda influencia, más intelectual que artística.
Se le atribuyen a Leonardo todas las partes ejecutadas al óleo. Los ángeles expresan las diferencias estéticas de Verrocchio y Leonardo. El ángel del maestro mira con extrañeza al del discípulo, cuyo dinamismo contrasta con la rigidez del otro. Además, el ángel de Leonardo se distingue por su elegancia; sobre él derrama una luz que pone de relieve los drapeados rígidos y delicados de la vestimenta y las ondas de la cabellera dorada.
También realizó algunos rizos del otro ángel, el paisaje del fondo y retocó la faz de Cristo. En la concepción del paisaje del Bautismo de Cristo se hace patente la observación de la naturaleza por parte de Leonardo. Algunos autores consideran que el pájaro también es obra suya.
Ya aquí se evidencia el estilo que caracterizará incluso las obras leonardescas de la madurez; se distingue a simple vista por la intensidad de los colores y, de modo más determinante, por el dinamismo que consigue imprimir en la figura del ángel y por los matices de color del paisaje. En algunas partes se evidencia el uso de las yemas de los dedos para extender la pintura y lograr mejor los matices de las epidermis.
El cuerpo del Bautista parece más propio del Pollaiolo, mientras que las manos de Dios y la palmera resultan arcaicas y cualitativamente más vulgares.
Posiblemente se tratara de un encargo de la iglesia de San Salvi de Florencia, donde estuvo hasta que pasó, tiempo después, al convento de santa Verdiana. Ambas iglesias pertenecieron a la orden de los vallombrosanos (congregación benedictina). En 1810 fue llevado a la Academia de Bellas Artes y, en 1914, a la Galería de los Uffizi.
Se considera que este es el primer trabajo importante de Leonardo da Vinci como aprendiz. Hizo la pintura junto con su maestro Verrocchio. Para esta pintura, Verrocchio contó con la colaboración de Botticelli y de un Leonardo adolescente.
El primero que mencionó la intervención de Leonardo en esta tabla de Verrocchio fue Giorgio Vasari. Afirma Vasari que Verrocchio acabó disgustado con el arte de pintar, al sentirse superado por su propio aprendiz, contándose la leyenda de que llegó a romper sus pinceles en frente de todos sus aprendices prometiendo no volver a pintar nunca jamás; en realidad no es cierto, pero la anécdota ejemplifica cuánto talento mostró de repente Leonardo como pintor. Verrocchio ejerció sobre Leonardo una profunda influencia, más intelectual que artística.
Se le atribuyen a Leonardo todas las partes ejecutadas al óleo. Los ángeles expresan las diferencias estéticas de Verrocchio y Leonardo. El ángel del maestro mira con extrañeza al del discípulo, cuyo dinamismo contrasta con la rigidez del otro. Además, el ángel de Leonardo se distingue por su elegancia; sobre él derrama una luz que pone de relieve los drapeados rígidos y delicados de la vestimenta y las ondas de la cabellera dorada.
También realizó algunos rizos del otro ángel, el paisaje del fondo y retocó la faz de Cristo. En la concepción del paisaje del Bautismo de Cristo se hace patente la observación de la naturaleza por parte de Leonardo. Algunos autores consideran que el pájaro también es obra suya.
Ya aquí se evidencia el estilo que caracterizará incluso las obras leonardescas de la madurez; se distingue a simple vista por la intensidad de los colores y, de modo más determinante, por el dinamismo que consigue imprimir en la figura del ángel y por los matices de color del paisaje. En algunas partes se evidencia el uso de las yemas de los dedos para extender la pintura y lograr mejor los matices de las epidermis.
El cuerpo del Bautista parece más propio del Pollaiolo, mientras que las manos de Dios y la palmera resultan arcaicas y cualitativamente más vulgares.
Donatello- Madonna Pazzi
Representa a la Virgen con el Niño en brazos de medio busto, ambos sin aureola. Sus caras se acercan tiernamente con una intensa intimidad. También subrayó el óvalo generado por el brazo del niño, que abraza cariñosamente a su madre. En el grupo se percibe una ligera melancolía en la falta de expresiones de alegría o de felicidad: se trata probablemente de un reflejo consciente de la suerte del hijo destinado a la Pasión y muerte.
El relieve "stiacciato" es tratado con extraordinario virtuosismo, como demuestra las suaves manos realizadas de casi tres dimensiones así (en realidad, de muy pocos milímetros de espesor), con la representación en escorzo de la mano izquierda. La tridimensionalidad también está acentuada por el marco que tiene la forma de una ventana perspectivamente aplastada: este detalle muestra el truco óptico para una mejor vista desde abajo, que confirma que el tema iba a ser un objeto de devoción privada ante el cual arrodillarse.
El relieve "stiacciato" es tratado con extraordinario virtuosismo, como demuestra las suaves manos realizadas de casi tres dimensiones así (en realidad, de muy pocos milímetros de espesor), con la representación en escorzo de la mano izquierda. La tridimensionalidad también está acentuada por el marco que tiene la forma de una ventana perspectivamente aplastada: este detalle muestra el truco óptico para una mejor vista desde abajo, que confirma que el tema iba a ser un objeto de devoción privada ante el cual arrodillarse.
Tiziano- La Bacanal de los andrios
Esta obra fue un encargo de Alfonso d'Este, duque de Ferrara, para la decoración del Camerino de Alabastro, una estancia del castillo ducal. Formaba conjunto con otras dos pinturas del mismo artista, La Ofrenda a Venus (Museo del Prado) y Baco y Ariadna (National Gallery de Londres). Este conjunto decorativo incluía obras de otros autores, como El festín de los dioses de Giovanni Bellini (National Gallery de Washington), que Tiziano hubo de terminar por defunción de éste, así como alguna otra que no ha subsistido. El duque encargó obras a Fra Bartolommeo y a Rafael Sanzio, pero salvo algunos bocetos, no se llegaron a realizar.
A finales del siglo XVI, Ferrara pasó a ser dominio de los Estados Pontificios, por lo que la familia Este tuvo que mudarse a Módena. Se cuenta que durante el traslado de los duques, un allegado del Papa se apropió de diversas pinturas, entre ellas ésta y La Ofrenda. Ya en el siglo siguiente, en 1637, ambas obras de Tiziano fueron entregadas a Felipe IV de España como pago por el Estado de Piombino.
Hasta su envío a España, ambos cuadros y el Baco y Ariadna de Londres fueron seguidos como modelo creativo por múltiples artistas, no sólo Domenichino sino también Nicolas Poussin, Francesco Albani, Guido Reni y Rubens. Este último copió en Roma La bacanal y La Ofrenda, copias que conservó en su colección personal y que fueron adquiridas por Felipe IV en la almoneda realizada tras su muerte. Actualmente son propiedad del Nationalmuseum de Estocolmo.
Se representa aquí un tema mitológico, una bacanal, fiesta del dios del vino, Baco. Se enmarca en la isla de Andros. La inspiración literaria de esta obra proviene de la obra de Filostrato y la de Catulo. El tema y la composición de esta tabla remite a El festín de los dioses, de Giovanni Bellini, si bien Tiziano dinamiza la escena con vivos movimientos y la línea ascendente diagonal que, desde la esquina inferior izquierda, va subiendo hasta alcanzar la figura del anciano que duerme en la parte superior de la derecha.
Todo el cuadro desprende la alegría sensual del vino, incluyendo algún desnudo, como el del borde inferior derecho, figura que recuerda a una Venus y que es ejemplo de la cuidadosa composición por parte del autor. Podría estar representando a Ariadna, personaje relacionado con Baco. Los personajes se agitan por toda la parte inferior de la tela, unas se inclinan hablando, otras beben vino, otras bailan, con brazos y piernas formando líneas curvas. Se pasan el vino los unos a los otros. La mujer recostada que ocupa el primer plano del centro de la tela se dice que es Violante, de quien el pintor estaba enamorado por entonces; en su escote se halla la firma del pintor. Junto a ella hay una partitura, en la que se lee:"Quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber"
A finales del siglo XVI, Ferrara pasó a ser dominio de los Estados Pontificios, por lo que la familia Este tuvo que mudarse a Módena. Se cuenta que durante el traslado de los duques, un allegado del Papa se apropió de diversas pinturas, entre ellas ésta y La Ofrenda. Ya en el siglo siguiente, en 1637, ambas obras de Tiziano fueron entregadas a Felipe IV de España como pago por el Estado de Piombino.
Hasta su envío a España, ambos cuadros y el Baco y Ariadna de Londres fueron seguidos como modelo creativo por múltiples artistas, no sólo Domenichino sino también Nicolas Poussin, Francesco Albani, Guido Reni y Rubens. Este último copió en Roma La bacanal y La Ofrenda, copias que conservó en su colección personal y que fueron adquiridas por Felipe IV en la almoneda realizada tras su muerte. Actualmente son propiedad del Nationalmuseum de Estocolmo.
Se representa aquí un tema mitológico, una bacanal, fiesta del dios del vino, Baco. Se enmarca en la isla de Andros. La inspiración literaria de esta obra proviene de la obra de Filostrato y la de Catulo. El tema y la composición de esta tabla remite a El festín de los dioses, de Giovanni Bellini, si bien Tiziano dinamiza la escena con vivos movimientos y la línea ascendente diagonal que, desde la esquina inferior izquierda, va subiendo hasta alcanzar la figura del anciano que duerme en la parte superior de la derecha.
Todo el cuadro desprende la alegría sensual del vino, incluyendo algún desnudo, como el del borde inferior derecho, figura que recuerda a una Venus y que es ejemplo de la cuidadosa composición por parte del autor. Podría estar representando a Ariadna, personaje relacionado con Baco. Los personajes se agitan por toda la parte inferior de la tela, unas se inclinan hablando, otras beben vino, otras bailan, con brazos y piernas formando líneas curvas. Se pasan el vino los unos a los otros. La mujer recostada que ocupa el primer plano del centro de la tela se dice que es Violante, de quien el pintor estaba enamorado por entonces; en su escote se halla la firma del pintor. Junto a ella hay una partitura, en la que se lee:"Quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber"
Raffael Sanzio- La resureccion de Cristo
Los orígenes de la pintura de Rafael están tremendamente relacionados con su maestro Perugino, cuya influencia se pude apreciar en esta tabla sobre la que algunos especialistas dudan de la autoría. Existen dos dibujos de Rafael muy relacionados con esta obra lo que sirve a los críticos para considerarla auténtica. En la composición encontramos grandes dosis del estilo peruginesco, sin olvidar referencias a Pinturicchio - las armaduras, cartelas y sarcófago profusamente decorados - , o la Pintura Flamenca - el paisaje del fondo acentuándose la perspectiva -. La estructura de la escena es muy acertada, creando acentuados escorzos que contrastan con el estatismo de la figura de Cristo, protagonista y eje central de la composición.En la obra podemos apreciar aun cierto aire quattrocentista aunque exista un significativo deseo del pintor por integrar las figuras en el espacio. El colorido es acertado, abundando las tonalidades rojas, destacando su brillo y luminosidad. Otra interesante novedad la encontramos en la expresividad de los rostros de los personajes, anticipando la faceta de retratista de Rafael.
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